¿Qué tiene que ver la caducidad del yogur con la jubilación?
En nuestra cesta de la compra semanal, muchos de nosotros, incluimos yogures.
Cuando estamos en el lineal de los yogures, nuestra mente nos dice qué tipo de yogures tenemos que comprar, aquellos que nos conviene comer: yogur natural, desnatado, con algo de sabor, con pepitas de calabaza y avena, … pero a medida que avanzamos por el lineal de los yogures, nuestra emoción nos sugiere que también podemos comprar unas natillas, unos flanes de huevo, copas de chocolate y muchas otras variedades más apetecibles y que nos aporta más sabor que los que hemos elegido en primer lugar.
Cuando llegamos a casa, los colocamos estratégicamente en el frigorífico e intentamos tenerlos todos a la vista para poder elegir fácilmente.
¿Qué ocurre cada vez que abrimos la nevera? ¿Cuáles son los yogures que elegimos en primer lugar?
Siempre elegimos el que más nos apetece y seguimos viendo, de reojo y sabiendo que caducará, el yogur natural, desnatado y sin sabor.
Cada vez que hacemos esto, seguimos viendo esos yogures menos apetecibles y vamos viendo cuál es su fecha de caducidad pensando… me lo comeré mañana, me lo comeré más tarde, ahora no me apetece, ya habrá tiempo, seguro que más adelante me apetecerá más, mañana me lo como.
Pues algo por el estilo ocurre cuando tenemos que pensar en nuestra jubilación, sabemos que llegará, incluso casi la fecha exacta, pero no tomamos consciencia aunque somos conscientes de que en un periodo determinado de tiempo, si o si, tenemos que dejar de trabajar pero lo que no hacemos es prepararnos desde el momento en que empezamos a trabajar.
Vamos dejándolo, ahora quiero comprarme una casa (el yogur de chocolate), tengo que renovar el coche (las natillas), no puedo perder la oportunidad de este viaje (el flan de huevo), tendría que empezar, el mes que viene lo hago (veo el yogur natural de reojo) pero nunca encontramos el momento oportuno y al final…
El yogur caduca y el final de nuestra vida laboral llega sin los ahorros suficientes para mantener nuestro nivel de vida actual o incluso un digno nivel de vida.
Por ello debemos mantener un equilibrio entre yogur natural (ahorro mensual para el futuro) y las natillas (vivir la vida en desacuerdo a nuestra capacidad financiera) ya que, a veces, lo más apetecible… no es lo que más nos conviene.
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